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 ¿Por qué surgen estas corrientes negacionistas?

Publico aquí el texto de la entrevista por Laura Ventura publicada en el diario argentino La Nación .

¿Por qué se censuran (o se cancelan) desde el mundo académico y desde las ciencias sociales las ideas que propone la biología y Charles Darwin sobre la evolución? ¿Cómo analiza la situación en Europa?

Hoy es indudable que asistimos a un retroceso considerable de la posición de la verdad y de la ciencia en Occidente. Por un lado, algunos movimientos políticos pretenden basarse en las ciencias sociales para establecer su ideología. Sin embargo, en una democracia, nadie puede pretender ser más ilustrado o más inteligente que los demás para votar: un hombre, un voto. 

Por otra parte, se lucha constantemente contra la ciencia en nombre de los resentimientos. En ambos casos, el objetivo sigue siendo la conquista cultural de lugares simbólicos de poder: ayuntamientos, escaños en el parlamento, universidades. El reciente caso del Mahoma de Hamline es muy instructivo, ya que por un lado vemos a un profesor de antropología religiosa explicando que el Islam no se compone de un solo bloque, lo cual es cierto y está científicamente demostrado. Y por otro lado, un estudiante la llama « islamófoba » en nombre de sus supuestos sentimientos; en realidad, en nombre de su fe.

Por eso no es de extrañar que hoy en día las ciencias, y en primer lugar la biología, estén expuestas a una forma de contestación ideológica por parte de personas cegadas por una ideología de omnipotencia que les hace creer que pueden ser lo que quieran: hombre o mujer; planta o animal; mago, iniciado o simple bacilo. El último baluarte contra la locura del mundo se encuentra sin duda del lado de la verdad expresada por el genoma y por la evolución de las especies vivas… desde mucho antes de la llegada del sociólogo.

¿Por qué surgen estas corrientes negacionistas? ¿Cuál es el mayor peligro al que nos exponemos los ciudadanos de países democráticos?

Por supuesto, hay dos claves de interpretación a disposición de cualquier individuo. El primero es un impulso regresivo que le hace creer que toda explicación se encuentra en el principio (arche, en griego): se trata de un impulso arqueológico. El segundo es el impulso etimológico que les hace buscar la verdad (etymos) en una forma de eterno presente. Estas corrientes negacionistas están cegadas por la omnipotencia etimológica, que les hace olvidar que la Verdad no les pertenece, sino que es una herencia y un legado. En este sentido, los wokes son obviamente seguidores de una secta cientificista que se opone a la ciencia con su propio credo dogmático. Esto es especialmente evidente en el continuo revisionismo del trabajo lingüístico: los académicos de hoy en día se adhieren constantemente a hipótesis frívolas que han sido contradichas hace mucho tiempo (por ejemplo, Sapir-Whorf). Al hacerlo, se suman más o menos conscientemente a una tendencia que garantiza su poder y prestigio. 

Verá, la ciencia se diferencia del cientificismo o de la magia en que no está reservada a un pequeño grupo de iniciados. Sólo los tontos piensan así, porque la verdad es que la ciencia se comparte con todos, se ofrece libremente al mundo, es reproducible y falsificable.

En Europa, en particular, las instituciones ofrecen poderosos incentivos económicos para animar a los investigadores a abandonar las disciplinas tradicionales y entrar en el campo de los « studies » inspirados en teorías críticas sobre la raza o el género, o incluso la magia o los « studies sobre las plantas ». Estos estudios chocan frontalmente con los logros de las ciencias académicas, a las que no dudan en calificar de « ciencias blancas » o « ciencias coloniales » que hay que « deconstruir ». En realidad, quieren su lugar, su financiación y sus posiciones… Este axioma de la deconstrucción, que tiene su origen en el nazi Heidegger, no perdona evidentemente a las ciencias duras, menos preparadas que las humanidades para este choque. Nunca habian imaginado que la verdad axiológica pudiera ser objeto de un juicio moral. Pero lo que usted llama « revisionismo » es en realidad una moral coercitiva y esterilizadora, como la enfermera de la película El nido del cuco.

¿De qué modo se sirven los gobiernos (quizá populistas, aunque no solamente) en la defensa de estos postulados?

La crítica decolonial es unilateral. Critica el extractivismo de las sociedades europeas, pero hace la vista gorda ante la explotación de la selva amazónica por Brasil, o de las riquezas del subsuelo sudafricano por el colonialismo chino. Desde este punto de vista, y en cierto modo como ya ha demostrado perfectamente mi colega Michèle Tribalat, el wokismo es un arma formidable al servicio de los intereses de estos países. No es casualidad que el canal emiratí Al-Jezirah utilice en Francia la escritura inclusiva: son políticos formidables que han comprendido perfectamente el interés de fomentar el odio a sí mismo en Occidente. Por lo tanto, es necesario prestar atención a todos los discursos antiprogresistas y combatirlos frontalmente, sin renunciar nunca al orgullo que supone el desarrollo del conocimiento compartido en beneficio de la Humanidad en general, sin especificidad de género, raza o cualquier otra forma de segregación. « Divide y vencerás » es un adagio que Maquiavelo utilizó ya a finales del siglo XV para formar a un príncipe ávido de poder. 

Xavier-Laurent Salvador

Xavier-Laurent Salvador

Linguiste, Président du LAIC